dissabte, 29 de gener del 2011



La mirada fija en un mismo punto. El corazón latiendo con más fuerza de la habitual. La cabeza centrada únicamente en lo que está sucediendo, sin importar el entorno, ni el resto del mundo, ni si el móvil encima de la mesa empieza a dar saltos. Sorbos automáticos a la cerveza, refresco, o agua que se tenga entre manos. Los movimientos. Las sorpresas. Los altibajos. La euforia desatada. La satisfacción posterior. El recuerdo. Durante ese periodo de tiempo, si se dan las condiciones adecuadas, ni el mayor terremoto del mundo podría estorbarte. Eres tú y la situación. Y no sólo 11 futbolistas jugando espectacularmente bien lo consiguen. Puede ser un actor, un guitarrista, un poeta, la pieza de ropa de tu vida, el punto álgido de un libro o un cuadro que te cautive para siempre. El mundo exterior se cierra y uno nuevo, íntimo y personal, se abre.

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